A manera de introducción de estas mis notas y algunas
consideraciones sobre la
Historia clínica y
el examen físico de la mujer gestante,
considero más importante que aprenderse los nombres de
cada signo y maniobra,
es entender la característica del mismo. Los nombres es un homenaje
a esos
colegas que le dedicaron tiempo y sacrificio para nosotros poder enriquecernos
en el arte del
examen amable de nuestras madres.
PROPEDEUTICA
OBSTETRICA
En el espíritu del médico que ve una paciente, estando en su
edad reproductiva, cuando esta
tenga un atraso menstrual, siempre debe
Descartar un Embarazo tópico o ectópico.
Además, del atraso menstrual, muchas veces en consulta la dicen
de último, debemos indagar
otros síntomas subjetivos y
presuntivos de un posible embarazo.
Cuando ya tenemos alguna idea de la situación y si
sospechamos fuertemente
una gestación, el examen físico nos
ayuda muchísimo aun sin tener elementos
paraclínico a la mano para
diagnosticar un posible embrazo.
La semiología obstétrica no se diferencia de
la semiología general, obvio tiene
componentes específicos por ser mujer y por tener cambios, los más
protuberantes,
que puede tener un ser humano "normal". El embarazo es
un estado y una adaptación
a una nueva fisiología, no
es patológico.
HISTORIA CLÍNICA
Se
sintetizan los aspectos semiológicos fundamentales para diagnosticar el
embarazo,
calcular la edad gestacional y determinar la fecha aproximada del
parto.
Con
este reiterativo proceder en profesionales que laboran en el nivel de atención
primaria,
se pierdan habilidades que les son imprescindibles en ocasión de
realizar el diagnóstico
clínico del embarazo, al tiempo que se genera una
considerable merma en la
confiabilidad de sus dictámenes cuando por alguna
causa se carece de las ventajas de una ecografía.
El
tacto vaginal (bimanual o combinado) constituye la exploración ginecoobstétrica
por excelencia.
A
través de él se puede obtener una gran cantidad de datos clínicos. Las
habilidades de los dedos
exploradores no se adquieren sino hasta después de un
perfecto conocimiento de la anatomía
de los genitales internos de la mujer y,
por supuesto, luego de una prolongada y constante
aplicación de reconocimientos
cuidadosos hasta que se consiga identificar el estado
normal de los órganos y
tejidos. De ahí la extraordinaria importancia que reviste
el adiestrar las
manos en la búsqueda del tactus eruditus.
Según
se describe en los manuales y tratados científicos, el útero está situado
en el
centro de la cavidad pelviana, aproximadamente equidistante de la sínfisis
del
pubis y de la excavación sacra. Se trata de un órgano piriforme de vértice
inferior,
cuya cima constituye su fondo. En la mujer adulta tiene una longitud
promedio de 6,5 cm
en la nulípara y 7 - 9 en la multípara. Hay que distinguir en él una
porción
superior, que comprende las dos terceras partes del órgano (cuerpo):
musculoso,
fuerte y aplanado en sentido anteroposterior.
Una
estrangulación llamada istmo separa el cuerpo de la porción inferior (cuello):
más flexible, delgado y cilíndrico, estrechado en sus 2 extremidades a la
manera de un tonel.
Parte del cuello emerge en la vagina y se designa con el
nombre de porción vaginal del útero (hocico de tenca o portio).
El
segmento que queda por encima de las bóvedas vaginales se denomina porción
supravaginal del cuello uterino.
La
forma del hocico de tenca es muy variable: en la nulípara resulta más
chico y cónico, con un orificio externo similar a una fosita, del tamaño de un
guisante pequeño con bordes nítidos. En la mujer que ha parido, suele ser más
ancho y grueso; y los pequeños desgarros que ocasiona el primer parto
transforman
su orificio externo en una hendidura transversal con 2 labios: uno
anterior y otro posterior.
Diagnóstico
del embarazo
Las
alteraciones endocrinas que acontecen durante la gestación como resultado de la
presencia del huevo
y su desarrollo ulterior, determinan un sinnúmero de
transformaciones en el organismo femenino,
que afectan en primer lugar a las
estructuras genitales, aunque de hecho, a su influjo no
escapa
órgano alguno ni sistema funcional del cuerpo. Lograr interpretar estos cambios
permite
presumir la existencia del embarazo.
El
diagnóstico del embarazo se fundamenta en estos cambios, los cuales adquieren
distinta connotación:
unos sugieren posibilidad (signos inciertos,
dudosos, o de presunción), otros expresan probabilidad y
unos
terceros indican certeza.
Durante la primera mitad de la gestación, el diagnóstico clínico se realiza a partir de los signos presumibles y probables.
Entre
los de presunción sobresale la suspensión del ciclo menstrual; eventualidad que
alcanza su mayor
valía cuando la mujer tiene reglas normales, no ha utilizado
métodos contraconceptivos hormonales
durante los últimos 3 meses ni posee
antecedentes de legrados uterinos o regulaciones menstruales recientes.
Tampoco
tendrá mucho valor si está lactando, padece de trastornos psíquicos, o
climatéricos.
Algunas
manifestaciones dadas por el desequilibrio neurovegetativo con predominio
vagal,
tales como hipersecreción de saliva, náuseas y a veces vómitos
matutinos, son casi constantes en el
transcurso
de los 2 ó 3 primeros meses del embarazo. También resultan muy frecuentes los
vértigos,
la disminución o pérdida del apetito y la atracción por algunas
comidas especiales (incluso repugnantes),
que no habían sido apetecidas antes
por la mujer. Se añaden a estos: la constipación y las alteraciones
sensoriales
como el rechazo hacia determinados olores y sabores, que tampoco se
experimentaban con anterioridad.
Asimismo devienen comunes: cefaleas,
somnolencia, fatiga fácil, trastornos pasajeros de la memoria e
inestabilidad
emocional con tendencia a la irritabilidad y al lloriqueo; a todo lo cual se
suma
la ocurrencia de frecuentes micciones escasas en cantidad.
El
incremento de volumen, la turgencia y la sensibilidad de las mamas, que se
muestran aún más
exagerados en los días correspondientes a las fechas
menstruales, así como el aumento de
su red vascular y una mayor erectilidad del
pezón; la secreción de calostro, el oscurecimiento
de la areola y la aparición
de los tubérculos de Montgomery son signos que se aprecian
tempranamente en las
mujeres durante la gestación.
Como consecuencia
de la hiperemia creciente que ocurre desde las etapas
iniciales del embarazo,
es factible observar cambios en la coloración de la vulva y vagina,
que de un
color rosado se torna purpúreo (signo de Chadwik).
Igualmente, la vagina deviene
más distensible y su superficie se percibe
aterciopelada a la tactación por el aumento de sus rugosidades.
El
valor de cada uno de estos signos presuntivos mencionados hasta aquí resulta
escaso hasta el punto
de que ninguno es categórico por sí solo para
diagnosticar un embarazo, y pueden estar presentes
también en mujeres que no
estén gestando.
Por
otro lado, los signos de probabilidad se fundamentan en las modificaciones que
experimenta
el útero gravídico en cuanto a su tamaño, forma y consistencia. El
ablandamiento de la portio (signo de
Goodell) es causado por la creciente congestión que ocurre desde etapas
tempranas de la preñez. Al explorar el cuello edematoso se advierte un contorno
circular (signo de Sellheim), pero
cuando se examina visualmente puede comprobarse la existencia de varicosidades
alrededor de su orificio externo (signo
de Kluge).
El reblandecimiento del hocico de tenca al tacto se percibe
superficial sobre una base más dura, como si se tocara el puño de un bastón
envuelto en una piel de gamuza (signo de
Pschyrembel). Un poco más arriba, explorando digitalmente a través del
fondo de saco vaginal al nivel de la zona lateral del istmo, en ocasiones se
distingue el latido de la arteria cervicovaginal (signo de Osiander).
Continuando
el examen físico pueden identificarse otros signos: el de Holzapfel se busca tratando de agarrar el cuerpo uterino durante el
tacto bimanual, el cual suele tomarse como si se tratara de un fruto maduro cuando está grávido. En cambio, la consistencia firme del órgano no gravídico
hace que este se escape de entre los dedos.
Durante
el embarazo, la expansión del útero hacia los lados determina que al introducir
los dedos
en los fondos de saco laterales, se perciba como un almohadillado que
se corresponde con el
crecimiento del órgano (signo de Noble-Budin). Si la anidación del huevo se produce en un
ángulo
de la cavidad uterina, puede reconocerse la asimetría del útero (signo
de Piskacek).
El
reblandecimiento del istmo acentúa la anteflexión o retroflexión previas a la
gestación (signo de Guenter) y permite al cuello una movilidad exagerada con respecto al cuerpo, cuando este
último es inmovilizado por la mano abdominal (signo de Gauss).
Si
cuando el útero grávido está en anteflexión, con los dedos introducidos en la
vagina se presiona suavemente contra su
pared anterior al nivel del istmo y con los de la mano emplanada sobre el abdomen
se hace lo mismo por la parte posterior del órgano, a menudo los dedos de ambas
manos se acercan tanto, que se percibe como si el cuerpo uterino aumentado de
tamaño estuviera independizado del cuello (signo
de Hegar).
Bajo
la acción de la irritación mecánica producida durante la exploración bimanual,
el útero reblandecido
de una mujer embarazada se endurece y reduce de tamaño (signo
de Braxton-Hicks) para volver al estado
inicial al cesar la estimulación.
Entre
los signos de probabilidad más importantes figuran el aumento de volumen del
cuerpo uterino y
su consistencia blanda, el hecho de endurecerse bajo la
influencia de la palpación, la flacidez del istmo,
así como la coloración
cianótica y la turgencia de la mucosa vaginal. Si todos estos signos están
presentes,
pero a la vez que falta la menstruación y el tamaño de la víscera se corresponde
con la duración de la amenorrea, la existencia del embarazo podrá considerarse
casi segura,
aunque sin conferirle todavía carácter absoluto.
Para
confirmar el embarazo es válido acudir a los métodos hormonales
(investigaciones complementarias,
que constituyen signos de alta
probabilidad), los cuales están fundamentados en la presencia de grandes
cantidades de la hormona gonadotropina coriónica en la sangre y orina de la
mujer gestante. Cuando ante
una situación de duda estas pruebas son positivas,
la preñez es casi segura, por cuanto existen otras
condiciones
que pueden falsear los resultados.
Durante
muchos años se aseguró que la comprobación inequívoca de una gestación
únicamente era
posible desde su mitad aproximadamente, habida cuenta de que
solo entonces podrían apreciarse
los signos ciertos (indudables) del
embarazo, que no los proporciona el organismo de la madre.
Están representados
por la palpación de las partes fetales, la apreciación objetiva de sus movimientos,
la auscultación de los latidos cardíacos y la demostración radiográfica del
esqueleto.
La simple apreciación de alguno de ellos permite aseverar de manera
tajante la existencia de la preñez.
No
obstante, la utilización de la ecografía en obstetricia permite realizar
diagnósticos certeros en mujeres
con muy pocas semanas de gestación, dado que
desde el período embrionario ya puede obtenerse la imagen ecográfica típica e
incluso el latido del corazón en el embrión.
Edad
gestacional
Una
vez el diagnosticado el embarazo, el reto es tratar de precisar la edad
gestacional.
Desde Hipócrates 460-377 ac hasta Nägele (1777-1851) y sobre la
base de innumerables
observaciones clínicas se ha determinado que desde el
momento en que se inicia el último período menstrual hasta la fecha del parto,
transcurren por término medio 280 días, igual a 40 semanas, a 9 meses solares (de calendario) y a 10 lunares (28 días cada uno).
De
ahí que conociendo la fecha ineludible de la última menstruación, se pueda
estimar la edad aproximada
del embarazo, contando el tiempo que ha mediado a
partir de su primer día hasta el momento en que se
determina esta edad.
Haciendo el simple cálculo matemático de sumar los días transcurridos y después
dividirlos por 7, se obtiene como cociente el número de semanas completas.
En
la mujer que espera un hijo, las dimensiones del útero irán aumentando hasta el
momento del parto.
En los primeros meses, el útero gravídico todavía se
mantiene en la pequeña pelvis y la edad del embarazo se establece tomando en
cuenta el tamaño de la víscera que ha sido apreciado durante la exploración
bimanual.
A partir de las 12 semanas, la matriz comienza a elevarse hacia la
cavidad abdominal.
Para
determinar la edad del embarazo, la altura uterina deberá apreciarse en
asociación con otros signos,
entre ellos la fecha de la última menstruación y
la percepción de los movimientos fetales; pero aún así,
hasta el observador más
experimentado podrá fácilmente equivocarse en 2 ó 3 semanas.
En
circunstancias normales, alcanzadas ya las 4 semanas de gestación (época que
precede a la primera falta menstrual), el útero adquiere el tamaño aproximado
de un huevo de gallina
Entre
las 5 y 6 semanas de gravidez, el crecimiento del útero comienza a hacerse
perceptible en forma de
una globosidad del órgano, que sustituye el
aplanamiento anteroposterior. A las 8 semanas de gravidez,
ya está francamente
aumentado y llega a triplicar sus proporciones, que
oscilan
entonces entre las de una naranja o un huevo de gansa.
Al
llegar a las 12 semanas, la matriz casi alcanza el tamaño de una cabeza de feto
o de un puño
masculino, llena la pelvis
menor y su fondo sobrepasa un tanto la sínfisis púbica. Al llegar a la semana 16,
el útero tiene ya las
dimensiones de la cabeza de un adulto y su fondo se encuentra a un través de
mano
sobre la sínfisis del pubis. El punto medio de la distancia onfalopúbica
se alcanza en la semana 20 y el ombligo en la 24.
Tres travesees de dedo más
arriba se corresponde con la semana 28 del embarazo; y la mitad de la línea
xifoumbilical, con la 32. La
máxima altura se observa en la semana 36, cuando se localiza inmediatamente por
debajo del apéndice xifoides,
tocando los arcos costales. Se produce entonces
un descenso, especialmente en las primigrávidas,
motivado por el encajamiento
de la presentación en la excavación pelviana, de modo
tal que 2 semanas antes
del parto, el útero va recuperando la altura que tenía en la semana 32.
El
Centro Latinoamericano de Perinatología y Desarrollo Humano (CLAP-OPS/OMS)
ofrece parámetros
dentro de cuyo rango se consideran normales los valores de la
altura uterina desde las 13 hasta las 40 semanas de gestación. En la tabla se muestran los
correspondientes a las datas del embarazo a las que se ha hecho referencia en
párrafos precedentes.
Pero
los datos proporcionados por la altura uterina solamente tienen un valor
aproximado, porque están
supeditados a numerosos factores que pueden inducir a
errores. Por eso, para determinar la edad del embarazo, esta altura debe
considerarse en conjunto con todos ellos y tener en cuenta que ineludiblemente
cada gestante debe ser evaluada como una individualidad, Es prudente añadir que
si bien los beneficios de la ecografía obstétrica suelen ser empleados para
tratar de precisar la edad gestacional, al basarse en ese recurso debe
considerarse que los estimados biométricos permiten deducir la fecha del
embarazo partiendo de la apreciación del tamaño fetal.
Fecha
probable del parto
La
experiencia demuestra que desde el inicio de la última menstruación hasta el
parto transcurren,
por término medio, 280 días. Por consiguiente, sumando estos
días al primero del último período menstrual
se obtendrá la fecha probable del
parto, lo que según Nägele se puede conseguir con rapidez retrocediendo 3 meses
desde el primer día de la última regla (365-92=273 días) y añadiendo 7 para llegar
a los 280.
Pero
la duración media del embarazo (como todos los parámetros biológicos) está
sometida a diversos factores y no tiene una exactitud matemática; por ende, no
resulta nada raro que incluso en una misma mujer, en diferentes embarazos el
parto se presente antes o después del término calculado, por lo demás
con el
nacimiento de recién nacidos saludables y maduros.
Estas
estimaciones no tienen más que un valor aproximado y están sujetas a
variaciones, siempre y
cuando no se trate de una mujer perfectamente reglada, y
aún así, según sea el ritmo habitual de los
ciclos menstruales de cada fémina.
Tomando
en cuenta estas diferencias, algunos autores (Brieske, Bürger), siguiendo a
Nägele,
propusieron agregar solamente 7 días en mujeres con ciclos de 21–26
días; añadir 12 cuando
el ritmo era de 27-29 días; y 15 en los de 30-35, para
así obtener la fecha aproximada del parto. 14
El
1940, también Hosemann planteó una corrección a la fórmula de Nägele. Según él,
en un ciclo de 28 ± X días, el enunciado se expresaría así: restar 3
meses y agregar 7 ± X días. 14
EXAMEN FÍSICO
Como es claro para el todo medico clínico, los pasos a seguir
son los tradicionales de cada historia clínica y
en cada caso médico. Todo ser
humano que visita al médico debe tener una historia clínica completa de
la situación y circunstancia por la que consulta.
INSPECCIÓN
SE observa todo el sistema y los cambios iniciales más relevante
son: Un lanugo en el cabello de la cabeza
y el mismo paciente se queja de dicho
cambio.
Engrosamiento a expensas de la Tiroides a nivel del Cuello. En algunos casos
aparece "una areola secundara" a nivel de las mamas. Areola de
Montgomery con aumento de la sensibilidad mamaria global y en mamilo. Se
incrementa el volumen del seno y posible Calostro desde el segundo trimestre.
A nivel de los Genitales externos el signo de
Jacquemier: coloración violeta de la mucosa vaginal debajo
del orificio
uretral, observada a partir de la cuarta semana del embarazo. Debemos
observar hasta
la manera de andar de la paciente que nos ayuda mucho y en este
orden de ideas si tiene congestión
venosa en los miembros inferiores o si tiene
o no varices, telangiestasias.
PALPACIÓN
A partir del 4 mes, el producto de la concepción nos
permite de una manera clara reconocer: Los segmentos fetales, sentir los
movimientos pasivos del feto, ejemplo Signo
de Puzos y percibimos los movimientos activos del feto también.
AUSCULATACION
El signo de mayor confianza de embarazo, un signo positivo de
Embarazo, es el escuchar la frecuencia Cardíaca fetal, que se parece
inicialmente " al Tic Tac de un reloj sobre una almohada". Es bajo y
acompasado.
En una situación de carencia de elementos este solo se
puede escuchar con la campana de Pinard a partir
de la semana 20. Pero hoy en día,
casi en cada lugar tenemos un Doppler fetal ( el Efecto Doppler
es la onda
percibida por el aparato al movimiento del corazón en un medio
liquido). Con este método
se puede escuchar tan temprano como en la semana 9.
En consultorios donde tengamos ecografía Doppler se puede escuchar a las 6 y
media semanas.
Antes
de realizar el examen bimanual hemos debido practicar una especuloscopia con el
objetivo de ver
los cambios cervicales. Coloración
del Cuello uterino.
Reviste
mucha importancia la forma del OCE:
Orifico cervical Externo que es puntiforme en las primigestante o quienes hayan
sido sometidas a Cesárea. En caso de pacientes multíparas es en forma
longitudinal transversa y con tendencia a estar abierto.
Luego
de haber realizado las anteriores consideraciones, el examen genital o
ginecológico, tiene un gran
componente de pudor. Es delicado y de observación y
gentil maniobra al momento de realizar el toque del examen interno.
Una
vez que observamos cierto engurgitamiento de los Grandes labios, el signo de
Jacquemier y en
algunos casos aumento de la exudación vulvovaginal.
EXAMEN INTERNO
BIMANUAL (PALPACIÓN BIMANUAL)
Tenemos
que tener en cuanta que al principio de la gestación, podemos tener cambios que
sugieren un embarazo, dado que hay ciertas condiciones ginecológicas que nos
pueden confundir. Ejemplos Hipertrofias benignas, Miomatosis uterina, masas
parauterina.
Recordar
que en una mujer sana, sin patologías orgánica uterina, la forma del Útero es
Periforme (Pear shape) de más o menos 7 x 5 x 3 cms Volumen de 70 cc y
consistencia cartilaginosa. En el momento del embarazo cambia a una
consistencia blanda parecida al lóbulo de la Oreja.
Por
muy explícita que sea la descripción de la técnica a emplear para llevar a
efecto la exploración
bimanual, esta nunca resultará suficiente. Se impone
aprenderla mediante su constante ejecución, tomando en cuenta aplicar
exclusivamente la mínima presión requerida, así como utilizando la cara palmar
de los dedos que hacen el tacto y la palma de la mano que se aplica sobre el
abdomen.
El
médico, con los dedos pulgar e índice de su mano menos hábil, separará los
labios mayores y menores
cuando estos cubren el orificio vaginal; acción que le
permitirá inspeccionar cuidadosamente la zona en
busca de cualquier anormalidad
que pudiera existir en la vulva o sus alrededores. Acto seguido acercará su
mano más hábil, utilizando un guante estéril, hacia la vulva y dirigirá el dedo
índice hasta la comisura posterior, a fin de introducirlo con precaución en la
hendidura vulvar.
Una vez haya introducido los dedos en la vagina, el pulgar de la mano que realiza el tacto, deberá
permanecer en
abducción perpendicular, procurando no comprimir el clítoris ni el orificio
uretral,
en tanto que los demás dedos permanecerán flexionados sobre la palma
de la mano. Si bien es cierto
que
siempre deberá iniciarse el reconocimiento con el dedo índice, cuando sea
factible
(lo que ocurre casi invariablemente) se practicará la exploración
profunda con el índice y el dedo medio,
lo cual permitirá obtener sensaciones
mucho más claras.
Al
mismo tiempo que uno o dos dedos penetran la cavidad vaginal, se explorarán
suavemente
la amplitud y longitud de la Vagina , su elasticidad y sensibilidad, la lisura
o rugosidad de
sus paredes, así como cualquier anomalía que pudiera existir.
Los
fondos de saco vaginales se examinan pasando los dedos por el surco circular
que se halla
rodeando el hocico de tenca, dirigiendo sucesivamente el pulpejo
hacia la superficie externa del cuello y
hacia las paredes pelvianas. En estado
normal, el fondo de saco anterior está mucho más pronunciado
que el posterior,
pero ambos son lisos y blandos.
Una
vez examinadas las condiciones clínicas de la vagina y los fondos de saco se
reconocerá la “portio” para determinar su situación, movilidad, forma y
consistencia.
Normalmente
se le encuentra en una profundidad variable en el eje de la vagina, ligeramente
inclinado hacia atrás.
En las nulípara se percibe como un cono de vértice inferior, cuyo orificio es redondo, puntiforme o muy ligeramente hendido en dirección transversal; en las que han parido se encuentra más o menos ampliamente hendido en sentido transversal y se deja deprimir por el dedo, que se hunde un poco por entre los labios anterior y posterior de la hendidura.
A través de los fondos de saco vaginales se explorarán la porción cervical supravaginal y el cuerpo uterino.
Cuando los dedos introducidos en la vagina
(con su cara palmar dirigida hacia delante) han alcanzado ya
la porción vaginal
del cuello uterino, entonces, con una temperatura conveniente, la mano que ha
entreabierto la vulva deberá colocarse plana sobre la región hipogástrica del
abdomen y presionar suavemente de arriba abajo, flexionando ligeramente los
dedos. A partir de ese momento, ambas manos
trabajan armoniosamente,
auxiliándose de manera que una fija o empuja hacia la otra lo que esta debe
palpar o “tactar” y la percepción de sensaciones se reparte entre las dos.
Signos basados en
los Cambios de Forma del Utero
Comienza a crecer en forma “de Volumen” y en las primeras semanas irregularmente, Signo de Piskacek
Entre la Tercera y cuarta semana del embarazo muestra un
abultamiento a nivel del cuerpo uterino
más de un lado que del otro.
A partir de las 11 a 12 semanas del embarazo
tenemos la posibilidad al examen genital interno, vaginal,
detectar en los
fondos de saco vaginales o cúpulas, que están ocupados por el cuerpo uterino
blando por la gravidez.
Tener en cuenta que un tumor puede dar la
misma sensación. Esto lo hemos llamado el Signo de Noble-Budin
Cambios
y Signos basados en la Consistencia Uterina
Hay quienes dividen en 2 el Signo de Hegar,
Hegar 1 que es el cambio de la consistencia blanda
del Cuello Uterino y que al
palpar bimanualmente podemos palpar los dedos de las dos manos, la abdominal y la vaginal, a la misma altura sin problemas, obviamente debe ser una maniobra
delicada.
Hegar 2, es la plicatura que se forma
transversalmente en forma de “pellizcamiento” a nivel de la cada
anterior del
Útero.
Estas dos maniobras caen en desuso por el
riesgo de sangrado y en caso de una paciente con amenaza de aborto puede tener
implicaciones psicológicas pensando que esta maniobra pudo haber sido la cusa de
un aborto.
Signo
de Holzapfel: este signo ha caído
en desuso, no se justifica, pero en una época fue útil por
la facilidad de
“comprimir” el Útero gravídico. EL Útero no gravídico es firme y se hace
imposible comprimirlo
entre los dedos.
Signo
de Landin: Es un punto
blando que esta localizado en el medio de la cara anterior del istmo
uterino
que se reconoce al momento del tacto. Es un sitio que alrededor del 7 mes en
adelante se manifestara claramente como el segmento uterino.
Signo
de Mc Donald : es la facilidad
en los primeros meses de doblar el cuerpo uterino sobre su eje a nivel del
istmo anteroposterior o transversal, los signos que tiene que ver con la
consistencia por su propia naturaleza caen en desuso por no justificar su
agresividad a pesar de hacerlo gentilmente; existe los métodos para clínicos,
pero en la medicatura rural puede ser de gran utilidad.
Otros
Signos Importante en la Mujer
embarazada
Signo
de Osiander; Es la percepción
del pulso de las arterias vaginales en los fondos de la cúpula vaginal.
Signos
de Puzos, Es la maniobra
que a partir del 4 mes podemos hacer, cuando “rechazamos” el feto en la pared fondo de saco vaginal anterior y percibimos que se
desplaza en la cavidad intrauterina.
Signos
de Braxton-Hicks:
Este es uno de los signos más frecuentes y
útiles que debemos tener en cuenta que toda mujer
embarazada tiene, son
contracciones irregulares, intermitente e indoloras que son imperceptible salvo
se comiencen a intensificar en algunas condiciones patológicas.
Orlando Bustillo Jr MD
Twitter: @OrlandoBustillo
Whatsapp 3114188979
Octavo Semestre
Medicina de la
Mujer
No hay comentarios:
Publicar un comentario